LEVANTE-EMV 🔵 El estudio de los superancianos apunta a que la genética pesa más en la longevidad que los estilos de vida
Debido el aumento de la esperanza de vida, la población española que supera los 100 años se ha duplicado en los últimos 15 años, al pasar de 7.426 en 2009 a 14.660 en 2023, según los datos del INE. Entre ellos destaca el caso de Maria Branyas, que falleció el pasado agosto a los 117 años, ostentando el título de persona más longeva del mundo, viven aún más.
Son los llamados supercentenarios, personas –habitualmente mujeres– que consiguen vivir más de 110 años debido a que han logrado driblar enfermedades letales como el cáncer, los desórdenes cardiovasculares o cerebrales y suelen llegar hasta el final de sus días con una función cognitiva aceptable.
Por ello, están en el punto de mira de buena parte de los investigadores y de las empresas que buscan detener el envejecimiento, la llamada industria de la longevidad, en la que farmacéuticas y biotecnológicas están invirtiendo grandes cantidades de dinero con el fin de, si no encontrar el elixir de la eterna juventud, sí hallar fórmulas para envejecer bien.
En este sentido, uno de los focos de las investigaciones está centrado en analizar a los supercentenarios, para saber si en sus genes, su funciones vitales o sus costumbres hay algo que ayude a entender mejor el proceso de envejecimiento y cómo ralentizarlo, para cumplir más años, pero en el mejor estado posible. Las primeras investigaciones apuntan a que los factores genéticos y el sistema inmunitario pesan más en el buen envejecer que los hábitos o estilos de vida.
Las muestras de Branyas
Uno de los estudios que se está llevando a cabo en España es el dirigido por el especialista en epigenética Manel Esteller, en el Instituto de Investigación contra la leucemia Josep Carreras. Esteller, junto con Salvador Macip, experto en enfermedades del envejecimiento de la Universidad de Leicester y de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), están analizando muestras biológicas de Branyas, que falleció en Olot el pasado agosto, tras superar el covid con 113 años. Branyas conservó intactas sus facultades mentales hasta casi su muerte y argumentaba que el secreto de su larguísima vida era saber adaptarse a las dificultades.
Investigadores catalanes están analizando muestras de su sangre, saliva y orina de Branyas en busca de “marcadores que puedan sugerir porqué los supercentenarios envejecen mejor y, por ello, viven más años”
Los investigadores están analizando muestras de su sangre, saliva y orina en busca de “marcadores que puedan sugerir por qué los supercentenarios envejecen mejor y, por ello, viven más años”, así como “entender mejor el proceso molecular que lleva al envejecimiento”, según explica Macip. Según el doctor Esteller, las células de Branyas tienen un “aspecto más joven” respecto a la edad biológica que tenía en su muerte.
Banco celular
Pero hay más investigaciones en marcha, como la llevada a cabo por Natalie Coles en la empresa R3 Bio, que se propone crear un banco celular con muestras de supercentenarios de todo el mundo. Coles, directora del proyecto con superancianos y una de las participantes en Madrid de la Cumbre Internacional por la Longevidad, explica a EL PERIÓDICO que personalmente ha estudiado a una veintena de personas de todo el mundo que han superado los 110 años, así como a sus hijos porque, normalmente, las personas más longevas tienen familiares que soplan decenas de velas cada aniversario.
De ahí que uno de los factores que, según Coles, explica su longevidad, “es su genética”, que pasa habitualmente de generación en generación y les hace “capaces de sortear durante mucho tiempo la diabetes, la tensión arterial o enfermedades neurodegenerativas”. “Una cosa que hemos descubierto es que tienden a tener familiares longevos porque su reloj epigenético envejece más lentamente”, añade.
Una de las dificultades de la investigación radica en que los supercentenarios a veces viven en lugares de difícil acceso o donde la documentación sobre su fecha de nacimiento no es fiable
Asimismo, la autopsia de algunos cuerpos de supercentenarios les ha permitido descubrir que “tienden a morir por una acumulación de proteínas llamadas TTR amilodoisis, pero esto solo puede descubrirse en las autopsias, a las que tenemos menos acceso que a otras pruebas, por lo que hay que verificar el descubrimiento en más autopsias”, explica.
De hecho, una de las dificultades de la investigación radica en que los supercentenarios a veces viven en lugares de difícil acceso o donde la documentación sobre su fecha de nacimiento no es fiable. De hecho Coles tiene constancia de que hay unos 100 supercentenarios vivos pero afirma que la cifra podría aumentar a cerca de 200 o 300 si se tuviera datos fiables de todo el planeta.
Órganos y células
El equipo de Coles está investigando las células de los supercentenarios para intentar crear órganos para trasplantes que duren más, mientras que otras investigaciones, en EEUU, “han reprogramado las células de un supercentenario y han puesto el reloj a cero, lo que supone poner la célula en un estado que le permite convertirse en cualquier tipo de célula”. En su opinión, esta técnica podría ayudar a encontrar terapias que retrasen el envejecimiento, si bien Coles reconoce que el “concepto es posible pero es necesario más trabajo” para que tenga aplicación práctica.
Una investigación realizada en Japón, en 2019, concluyó que el envejecimiento saludable de las personas muy longevas tiene que ver con su sistema inmune
Por otro lado, una investigación realizada en Japón, en 2019, publicado en la revista PNAS, concluyó que el envejecimiento saludable de las personas muy longevas tiene que ver con su sistema inmune, que al parecer tiene una proporción de linfocitos más potentes para detectar y hacer frente a enfermedades e infecciones.
Macip indica que “tiene lógica” que una de las razones de la longevidad esté relacionada con el sistema inmune, puesto que cuanto más años se cumplen, peor funciona. Pero subraya que el envejecimiento es un proceso “complejo, variado y multifactorial”, de ahí que “todavía no haya respuestas” claras sobre cómo ralentizarlo o por qué unas personas viven más que otras.
Factores ambientales
Otra de las circunstancias que se están estudiando es la influencia de los “factores ambientales”, como la dieta, los hábitos y el lugar de residencia; dado que en algunos puntos del planeta, llamadas zonas azules, hay una llamativa concentración de centenarios. En España, el cuarto país con más esperanza de vida por detrás de Japón, Suiza y Corea del Norte, sobreviven especialmente en las zonas rurales y del norte del país.
Muchos supercentenarios han llevado una vida alejada de los mandatos ‘healthy’: han fumado, bebido y no han practicado deporte
Más allá de la posible influencia del ambiente, se sabe que muchos supercentenarios han llevado una vida alejada de los mandatos ‘healthy’. Han fumado, bebido, no han practicado deporte… Por ejemplo, un estudio publicado en ‘Journal of the American Geriatric Society’ sobre más de 400 estadounidenses de 95 años o más detectó una abundancia de malos hábitos.
Ante ello, Macip explica que “a longevidad puede ser resultado de varios factores, como los genes, no sufrir accidentes o infecciones graves y los estilos saludables”. “Si una persona no tiene buenos hábitos, puede que tenga unos genes que lo compensen o que tenga suerte, pero como no se sabe, lo más lógico es tener hábitos que nos ayuden a envejecer mejor”, recomienda.
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