EL PAIS 🔵 Los cientĂficos pagaron unos 1.000 millones de euros en cuatro años a las grandes editoriales para publicar sus estudios en abierto
La ciencia ha funcionado asĂ durante el Ăşltimo medio siglo: unos cientĂficos descubren un tratamiento contra un cáncer, otros investigadores revisan que los datos sean correctos y los resultados finales se publican en un estudio en una revista acadĂ©mica. Si no se publica, no es ciencia. El sistema, sin embargo, se ha transformado en los Ăşltimos años. Ya no son los lectores los que pagan para leer los estudios, sino que son los propios autores los que pagan para que sus investigaciones se publiquen en revistas digitales de acceso abierto a todo el mundo. Un grupo de cientĂficos, encabezados por la experta alemana Stefanie Haustein, ha calculado ahora el volumen de negocio del “oligopolio” que controla este nuevo mercado. La comunidad cientĂfica, principalmente con fondos pĂşblicos, pagĂł unos 1.000 millones de euros a las cinco grandes editoriales en cuatro años, solamente con las tasas para publicar los estudios con acceso abierto, segĂşn esta estimaciĂłn.
Es una burbuja a punto de estallar. Las instituciones pĂşblicas que invierten en ciencia exigen desde 2021 que los estudios se publiquen con acceso abierto. Y los cientĂficos son juzgados por el nĂşmero de estudios que publican, en evaluaciones prácticamente al peso de las que dependen sus sueldos, sus ascensos y sus presupuestos para seguir investigando. Este sistema, conocido como “publica o muere”, ha desembocado en un negocio ingente con incentivos perversos para producir cada vez más estudios insustanciales: las editoriales ganan más dinero y los investigadores engordan su currĂculum sin esfuerzo. El cientĂfico más prolĂfico de España, JosĂ© Manuel Lorenzo, jefe de investigaciĂłn del Centro TecnolĂłgico de la Carne de la Xunta de Galicia, firmĂł 176 trabajos el año pasado, uno cada dos dĂas, incluso en temáticas ajenas, como la gestiĂłn hospitalaria de la viruela del mono.
El equipo de Stefanie Haustein, de la Universidad de Ottawa (Canadá), ha pasado “años” recabando datos del periodo 2015-2018. SegĂşn sus cálculos, la editorial británica Springer Nature se llevĂł la mayor parte del pastel, con unos 550 millones de euros, seguida por la holandesa Elsevier (207 millones), la estadounidense Wiley (107 millones), la británica Taylor & Francis (72 millones) y la tambiĂ©n estadounidense Sage (30 millones). El sociĂłlogo francĂ©s Pierre Bataille llama “vampirizaciĂłn de la investigaciĂłn” a estas tasas exigidas para que un estudio estĂ© disponible con acceso abierto, denominadas oficialmente “cargos por procesamiento de artĂculos”. Los autores o sus instituciones tienen que pagar un promedio de más de 2.500 euros por cada trabajo.
El estudio de Haustein revela que dos revistas cientĂficas, Scientific Reports y Nature Communications, acapararon estos ingresos, con casi 100 millones y 67 millones de euros, respectivamente. Ambas pertenecen a la editorial británica Springer Nature, controlada al 53% por el Grupo Holtzbrinck, una empresa familiar alemana fundada tras la Segunda Guerra Mundial por Georg von Holtzbrinck, un nazi arrepentido. Esta editorial es propietaria del prestigioso semanario Nature, pero tambiĂ©n de otras 4.600 revistas. El análisis de Haustein constata que Scientific Reports y Nature Communications son dos megarrevistas convertidas en máquinas de generar beneficios mediante las tasas de acceso abierto. Scientific Reports es la revista que más estudios publica en el mundo —casi 22.000 trabajos el año pasado— y cobra 2.190 euros por cada uno. Nature Communications publica unos 7.500 artĂculos al año y exige 5.390 euros por cada uno de ellos. En la joya de la corona, la revista Nature, el precio roza los 10.000 euros.
Stefanie Haustein considera “obscenos” los márgenes de beneficio de las principales editoriales, “que alcanzan entre el 30% y el 40%, muy por encima de la mayorĂa de las industrias”. La investigadora pone el ejemplo del gigante holandĂ©s Elsevier, que el año pasado publicĂł 600.000 estudios, una cuarta parte de ellos en acceso abierto. Los ingresos anuales de Elsevier alcanzan los 3.335 millones de euros, con 1.260 millones de beneficio, segĂşn sus cuentas de 2022. “Esto significa que por cada 1.000 euros que la comunidad acadĂ©mica gasta en publicar en Elsevier, unos 380 euros van a los bolsillos de sus accionistas”, expone Haustein.
La investigadora alemana señala las paradojas del actual sistema. La comunidad cientĂfica paga para publicar sus propios estudios y además trabaja gratis para las editoriales, revisando los trabajos de otros colegas. Como colofĂłn, las instituciones siguen pagando suscripciones anuales para poder leer las revistas que no son de acceso abierto. “Esto significa que la comunidad acadĂ©mica tiene que pagar para acceder al contenido que ha proporcionado gratis. Y, encima, el pĂşblico general se encuentra con un muro de pago, cuando a menudo son sus impuestos los que financian esos estudios y su publicaciĂłn. Es un modelo insostenible que agota los presupuestos de investigaciĂłn en todo el mundo”, zanja Haustein, que publica sus resultados en la revista de la Sociedad Internacional de InformetrĂa y CienciometrĂa.
La autora advierte de que estas cinco grandes editoriales han triplicado desde 2018 su nĂşmero de estudios en acceso abierto y han encarecido sus precios, asĂ que el gasto actual estará muy por encima de los 1.000 millones de euros. Además, han aparecido otros actores, como la editorial MDPI, fundada en Suiza por el quĂmico chino Shu-Kun Lin y acusada de bajar el listĂłn para aumentar sus ingresos. Aproximadamente uno de cada seis estudios españoles se publican ya en revistas de MDPI. La investigadora Lin Zhang, de la Universidad de Wuhan (China), ha calculado que la comunidad cientĂfica de tan solo seis paĂses —Estados Unidos, China, Reino Unido, Francia, PaĂses Bajos y Noruega— paga unos 1.900 millones de euros cada año a una docena de editoriales para publicar con acceso abierto.
Una portavoz de Springer Nature, Susie Winter, considera que el nuevo análisis utiliza datos “muy desactualizados” y una metodologĂa “deficiente”, ya que no tiene en cuenta los descuentos y exenciones de las editoriales, por ejemplo, los destinados a cientĂficos de paĂses con menos recursos. La misma fuente sostiene que “la razĂłn principal” de los mayores ingresos de Springer Nature es que el grupo apostĂł por el acceso abierto antes que sus rivales. La editorial británica publicĂł casi 85.000 estudios con acceso abierto en 2018, segĂşn sus cuentas, frente a los 33.000 de Elsevier.
El quĂmico Luis González, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, sostiene que el cálculo de 1.000 millones de euros en cuatro años se queda “cortĂsimo” respecto al desembolso actual. El profesor ha echado sus propias cuentas en España. “EmpecĂ© a estudiar este asunto porque me estaba costando mucho dinero publicar mis resultados en las revistas buenas. Los gastos de publicaciĂłn se comĂan la mitad de mi presupuesto para investigar”, recuerda. González subraya que las universidades españolas y el mayor organismo español de ciencia, el CSIC, van a pagar unos 110 millones de euros entre 2021 y 2024 a tres editoriales —Elsevier, Wiley y Springer Nature— para publicar estudios de acceso abierto en ellas.
Los gastos de publicaciĂłn se comĂan la mitad de mi presupuesto para investigar
Luis González, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid
El catedrático de la Complutense insiste en que existen alternativas. En campos como las matemáticas y la fĂsica, un alto porcentaje de estudios se publica primero en Arxiv, un repositorio gestionado por la Universidad de Cornell (EE UU). “Publicar en Arxiv es completamente gratuito para los autores. Los gastos, unos 14 euros por artĂculo, se cubren mediante donaciones de la universidad y fundaciones”, señala González. Las revistas acadĂ©micas suelen justificar sus altas tasas en que un equipo de expertos independientes revisa los estudios antes de publicarlos, pero el catedrático recalca que estos revisores no cobran. “Los cientĂficos hacemos gratis el trabajo de revisiĂłn para Nature y para todas las revistas. El incremento de costes no hay por dĂłnde cogerlo. Parece mentira que nos hayan endosado este sistema a un cuerpo de personas con la máxima formaciĂłn. Realmente estamos en la inopia”, lamenta González.
La portavoz de Springer Nature, en cambio, sostiene que el nuevo análisis “ignora los costes asociados a la publicaciĂłn de artĂculos de investigaciĂłn primaria [con datos originales]”. La portavoz cita las cifras manejadas por James Butcher —exvicepresidente de Springer Nature y ahora consultor en la firma estadounidense Clarke & Esposito—, que contabilizĂł 147 editores contratados en la revista Nature Communications, a los que hay que sumar asistentes, informáticos, abogados, contables, publicistas, etcĂ©tera. SegĂşn Winter, sus tarifas reflejan esos costes y otros diversos, como las mejoras en sus plataformas tecnolĂłgicas.
Haustein responde a las crĂticas. “Si los editores creen que nuestras estimaciones no son exactas, agradecerĂamos que publiquen sus datos y sean transparentes. Su falta de transparencia es precisamente lo que ha hecho que nuestro trabajo sea tan lento y difĂcil. Nuestra metodologĂa es muy exhaustiva y sĂłlida, con estimaciones bastante conservadoras”, expone la profesora. Haustein señala que los costes reales de publicaciĂłn de un estudio oscilan entre 185 y 920 euros, segĂşn los cálculos del experto alemán Alexander Grossmann. “Para comparar, Nature Communications cobrĂł de media más de 4.000 euros entre 2015 y 2018 y ahora cobra 5.390 euros”, apunta.
Dos investigadores españoles avivaron el debate en julio con una carta abierta enviada a la mismĂsima revista Nature. La misiva se titulaba: “Publicar sin pagar: utilice los repositorios institucionales”. En ella, Isabel Bernal, de la Unidad de Recursos de InformaciĂłn CientĂfica para la InvestigaciĂłn del CSIC, y Pandelis Perakakis, de la Complutense, explicaban su modelo alternativo: el de PsicolĂłgica, la revista insignia de la Sociedad Española de PsicologĂa Experimental, que hasta el año pasado gestionaba la editorial alemana De Gruyter y ahora se publica con acceso abierto en el repositorio institucional del CSIC. Los gastos de publicaciĂłn de cada estudio rondan los 30 euros.
“Nuestro caso demuestra que es un modelo factible, pero faltan algunas piezas, como los incentivos a las comunidades acadĂ©micas”, afirma Perakakis. La Agencia Nacional de EvaluaciĂłn de la Calidad y AcreditaciĂłn (ANECA), guardiana de la calidad de la universidad española, acaba de publicar una propuesta para modificar los criterios de evaluaciĂłn de los investigadores, con el objetivo de dejar de juzgar sus publicaciones al peso. El psicĂłlogo Pandelis Perakakis considera que es “un paso en la direcciĂłn correcta”, para dejar atrás “el sistema de revistas de pago y publicaciĂłn fácil”. El investigador lanza una alerta: “Me temo que, como ya ha ocurrido en el pasado, si no canalizamos correctamente este momentum, el futuro podrĂa ser aĂşn más oscuro que el presente”.
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