EL PAIS 🔵 La felicidad ultra de Courtney Dauwalter: “Nuestros cerebros son muy poderosos”
Un año despuĂ©s de ganar en 70 dĂas las tres carreras de cien millas más importantes del mundo, Courtney Dauwalter (Estados Unidos, 39 años) volviĂł a Chamonix, donde apurĂł sus Ăşltimas gotas de agonĂa, para animar a sus amigos. AhĂ estaba al atardecer con un disfraz de pato. Aquella receta –Western States, Hard Rock y Ultra Trail de Mont Blanc–, la consolidĂł como la mujer de los retos imposibles, una figura venerada, nada que envidiar a Kilian Jornet. “Solo soy una persona que trata de exprimir al máximo la felicidad en todo lo que hace”. AsĂ se define desde la comodidad de un chalet, dando un respiro a su cuerpo, el Ăşnico capaz de soportar ese triplete, un camino tan duro que no plantea repetir. Pero su mente no descansa. “Al menos, me doy a mĂ misma la oportunidad de pensar que cualquier idea loca es posible”.
Dauwalter cuenta cĂłmo el trail, un deporte que desconociĂł durante la mitad de su vida, mejora el funcionamiento de su cabeza y de su cuerpo. “EmpecĂ© a preguntarme quĂ© habrĂa a la vuelta de esa esquina, cĂłmo serĂa ese recorrido, quĂ© aspecto tendrĂa el bosque al amanecer. ÂżCĂłmo llego a esa cima? En resumen, me da mucha felicidad y lo uso como una forma de explorar quĂ© cosas puedo hacer”. El resultado es una sonrisa perpetua, quizás el resultado de tanto sufrimiento vencido, los extremos de la emociĂłn. Su fĂłrmula. “No soy una experta en felicidad, pero quizás muchos obstáculos estĂ©n en nuestra actitud. No todos los momentos de correr 100 millas son buenos, hay muchos muy malos, pero lo que hacemos en ellos determina el resto de la carrera. Cuando alcanzo esos puntos –y lo hago– intento tranquilizar a mi cerebro, aceptar la situaciĂłn y empezar a pensar en cambiarla. ÂżPuedo hacer algo? ÂżO tengo que dejar que pase el tiempo?”
NingĂşn momento como las Ăşltimas dos horas del pasado UTMB, un dolor que generaba empatĂa. Y lideraba holgadamente la carrera. AsĂ sobreviviĂł: “Dar un paso más, era todo en lo que podĂa plantearme. No podĂa pensar en 100 metros, una milla o el siguiente avituallamiento. Nuestros cerebros son muy poderosos y a mĂ me funcionan los mantras, ser positiva. Lo que nos decimos a nosotros mismos en esos momentos duros importa. Y si lo repito una y otra vez, no hay espacio para pensamientos negativos. Es lo que hice en esas Ăşltimas horas. Y fueron más de dos [rĂe]”. Un mensaje en bucle: “Robot, robot, robot. Pensaba en cĂłmo funcionan. Puedes dar un paso más, sabes cĂłmo hacerlo. Pues hazlo”.
Con el paso del tiempo, valora más la hazaña. “Estaba tan exhausta que querĂa volver cuanto antes a casa, pero me siento afortunada de haber tenido la oportunidad de intentar las tres carreras en un solo verano. Mis pies y mi cuerpo me llevaron a esas lĂneas de meta y crearon recuerdos por el camino con gente importante para mĂ. Volver aquĂ ha sido más especial de lo que pensaba”. La misma sonrisa, otro tipo de felicidad. Corre ella, pero no está sola, empezando por su marido, Kevin Schmidt. “Ambos pensamos que la vida consiste en hacer recuerdos y compartirlos. Es importantĂsimo para nosotros hacerlo juntos. No se trata tanto de correr, sino de cuántos recuerdos estamos haciendo ahora para poder sentirlos dentro de 50 años”.
AsĂ se enamoraron de Gran Canaria, la isla en la que se plantaron en 2023 para huir de la nieve de Colorado y poder correr. Fue la loterĂa de la Transgrancanaria, el ultra que atraviesa la isla, pues sus victorias en los dos Ăşltimos años han sido un reclamo global. “¡Fue un amor inesperado! Me encanta correr de un punto a otro y cruzar las montañas. Fuimos antes para explorar la isla y este año hemos hecho lo mismo. La gente es increĂble, ese es el sentimiento de comunidad del trail. Por alguna razĂłn, cuando vas a un ultra tienes la sensaciĂłn de que estás corriendo con una banda”.
No se pone la medalla, pero tiene la culpa de que haya más mujeres con dorsal, aunque sigan siendo minorĂa. “Me gustarĂa que hubiera más, absolutamente. Mirar a mi alrededor en una salida y ver al mismo nĂşmero de mujeres que de hombres. El deporte está creciendo, cada vez hay más intentándolo, siento que es un momento muy guay para estar en Ă©l”. No tiene la fĂłrmula mágica, pero lanza el guante. “Quizás no en un ultra, pero sĂ explorando los caminos de tu vecindario”.
Uno de sus mantras es que no compite con mujeres, sino con seres humanos. Por eso esgrime puestos delanteros en clasificaciones absolutas como su sĂ©ptimo lugar en el UTMB de 2021. Es su vida sin lĂmites, algo en lo que reflexiona con el glaciar del Mont Blanc ante sĂ, esa estampa que atemorizĂł a un pueblo durante siglos y que se convirtiĂł en la punta de lanza del alpinismo a finales del siglo XVIII. “Ese es un gran punto de vista. Intentar lo difĂcil, Âżpor quĂ© no? Para mĂ eso es ultra-running: intentar algo que suena demasiado loco y ver quĂ© pasa”. Y su cuerpo ha encontrado el otro lado de la ecuaciĂłn. “¡No me gusta cuando tienen que pincharme! [RĂe]. Ese es un lĂmite para mĂ”.
Alguien que no pregunta por las diez cosas más importantes que visitar en una ciudad: “¿CĂłmo son las montañas allĂ donde vives? ÂżHay algĂşn ultra?”. Y una vida llena de retos por explorar. “Nunca he hecho alpinismo ni esquĂ de montaña, hay muchas cosas que pueden estar ahĂ si la ocasiĂłn se presenta”. Esas ideas que siempre se da la oportunidad de pensar. Quizás, quiĂ©n sabe, un trail fuera de la Tierra. “¿Salir del planeta? ¡SerĂa increĂble! ¡Me encantarĂa viajar al espacio!”
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